En el siguiente trabajo me propongo mostrar que la distinción entre lo que se desea y lo que asume cada individuo como importante es muy promisoria en el propósito de la filosofía de la acción de explicar con más detalle las razones que llevan a las personas a actuar. En otras palabras, a la caracterización clásica de que actuamos movidos por nuestras creencias y nuestros deseos, hay que sumarle que también lo hacemos a partir de lo que nos parece importante. Dado que lo que deseamos y lo que nos parece importante, no siempre coinciden, incluir esta nueva noción enriquece la explicación de las razones para actuar. Por esto, lo primero que haré será describir el modelo clásico o aristotélico del razonamiento práctico: El silogismo práctico. Caracterizaré dentro de dicho modelo como funcionan el componente volitivo (deseo) y el componente cognitivo (creencia). Para finalmente mostrar, que dentro del contenido volitivo del razonamiento que nos lleva a la acción, lo que nos importa funciona, no como los deseos, sino como patrones de deseos que estructuran y ordenan redes de deseos que motivan a las personas actuar: deseos de segundo orden. Esto consistente con la idea de que si bien todo lo que nos importa lo deseamos, no todo lo que deseamos nos importa.