El sexismo sigue vivo. Está presente en todas partes, afecta a todos y cada uno de los sujetos que habitan este mundo. Esto incluye a los infantes, en los cuales se inculca el sexismo, limitando su desarrollo y alterando sus identidades. Es así como se reproduce el sexismo: a través del proceso socialización, pasando de una generación a otra, impartido desde el momento en que es concebido el niño o la niña. Así, el sexismo ha logrado mantenerse desde la antigüedad, aunque con algunas adaptaciones que le han permitido continuar presente a través de la historia. Los actores que priman en este estudio y son los directos reproductores del sexismo son: la familia, la escuela y los medios de comunicación, como entes sociales responsables, directa e indirectamente de la crianza de los infantes, en cuya acción se transmiten las concepciones de lo aceptado y no aceptado. Dicha percepción, incluye la exigencia que se hace a las personas, partiendo de los estereotipos e imaginarios destinados a cada género, cuyo origen se sitúa en la antigüedad, con el inicio de las civilizaciones y que se ha registrado en la producción escrita y de tradición oral de cada una de las culturas, como es el caso de la biblia, para la tradición judeocristiana o los rituales que se reproducen en diferentes localidades, de Colombia y del mundo. El sexismo, se entiende como un fenómeno, que con el tiempo se ha naturalizado, generando violencia entre las personas, afectando las relaciones interpersonales y causando conflictos intrapersonales que afectan enormemente a cada individuo. Para esta investigación se estudia específicamente el caso de los niños y niñas, quienes absorben información que les es ajena. Dicha información es internalizada sin ningún tipo de cuestionamiento y luego es proyectada en forma de discriminación o conflictividad con el otro. Se resalta la importancia del rol de la infancia pues resulta la etapa de vida precisa para intervenir, donde se pueden gestar los cambios que resulten en la erradicación del sexismo.Sede Fusagasugá